La Depresión, un Asesino Silencioso

Cuando escuchamos la palabra depresión la relacionamos con una persona triste, pero realmente sabes que es la depresión; bueno te lo explicaremos; la depresión es una enfermedad grave asociada a síntomas como la melancolía, poca energía, dificultad para concentrarse, y pensamientos suicidas.

Esta patología médica es frecuente, se asocia a múltiples síntomas emocionales y físicos; estos síntomas pueden tener un gran impacto en la vida diaria de la persona que la padece, una persona con depresión no es capaz de controlar su humor o sentimientos, y generalmente su estado de ánimo es bajo.

Esto trae como consecuencia, que presenten problemas para conservar sus puestos de trabajo, continuar sus estudios o mantener su vida familiar y social; esta enfermedad puede afectar a cualquier persona, sin embargo existen algunos factores sociales y biológicos que incrementan el riesgo de desarrollarla.

Aunado a ello, el pasar por alguna experiencia estresante puede desencadenar que una persona enferme de depresión, como por ejemplo una enfermedad grave, estar desempleado, o el duelo por la pérdida de un ser querido.

La depresión afecta a las personas de diferentes maneras, pero es algo más que estar triste por un periodo corto de tiempo; a causa de los cambios químicos que ocurren en el cerebro, una persona deprimida presenta sentimientos de tristeza y ansiedad que perduran en el tiempo, dolores inexplicables, mal dormir, sin energía.

Pueden sentirse de esta manera por semanas, meses e incluso años; en los casos más graves, la depresión provoca pensamientos suicidas y autolesiones en quien la padece.

¿Cómo reconocerla?

Esta enfermedad afecta tanto el cuerpo como a la mente, produce cambios a nivel del sueño y del apetito; va más allá del sufrimiento normal; si estas deprimido puedes experimentar síntomas que pueden durar semana, meses o años si no se recibe el tratamiento adecuado.

Algunos síntomas son:

  • Tristeza o ansiedad persistentes
  • Pérdida de interés en actividades que antes producían placer, incluyendo la actividad sexual
  • Fatiga o pérdida de energía
  • Pérdida de apetito (pérdida de peso) o aumento del apetito (aumento del peso)
  • Problemas para dormir, insomnio, problemas para mantener el sueño o dormir demasiado
  • Pérdida de la expresión emocional (emociones aplanadas)
  • Sentimiento de desesperanza, pesimismo, culpa o inutilidad
  • Retraimiento social
  • Problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones
  • Irritabilidad
  • Problemas físicos persistentes como jaquecas, problemas digestivos, dolor crónico, que no responden al tratamiento
  • Pensamientos suicidas, intentos de suicidio o las auto-lesiones.